Hasta hace un año y medio, Paloma Humeres no tenía idea de qué era Crepúsculo. De hecho, le parecían unas locas las chicas que se pasaban todo el día gritando el nombre de Robert Pattinson, el actor que encarna a Edward Cullen, el vampiro adolescente protagonista de esta saga.
Paloma toca el piano desde chica, al igual que una amiga suya. Decidieron sacar un tema juntas: su amiga le propuso que buscara en YouTube “La nana de Bella”, una canción de la película Crepúsculo. A Paloma, una cordobesa que hoy tiene 14 años, le fascinó la canción. Pudo sacarla, pero sentía que no estaba en el mismo tono que la versión original. Lo creyó lógico: había dejado piano hacía por lo menos dos años. Pero un día que estaba en su casa se dijo: “Quiero entender el significado de la canción”. Buscó los libros que tenía su hermana, y en sólo dos días ya había leído Crepúsculo entero. Y le encantó tanto que siguió con el segundo, el tercero, y las tres primeras películas. Comenzó piano otra vez con el objetivo de tocar “La nana de Bella” tal cual era. Y así lo hizo. “Ahora mi cuarto está lleno de pósteres de Robert Pattinson -dice-, y, la verdad, ahora entiendo por qué todas las fans como yo gritamos su nombre.”
Hace diez días, se estrenó en el país la cuarta película de la saga, Amanecer, y sólo en la primera semana ya la habían visto 444.000 jóvenes, por supuesto, el estreno más concurrido. Según el sitio Ultracine, entre jueves y viernes se sumaron casi 50.000 más. Un verdadero furor.
Crepúsculo cuenta la historia de Bella Swan, una adolescente que se muda a la casa de su padre. En la clase de Biología conoce a Edward Cullen, un misterioso y atractivo muchacho, que resulta ser nada menos que un vampiro. Y como todo buen vampiro, Edward se ve seducido por ella: huele demasiado bien y literalmente quiere devorársela. Pero Edward enfrenta ese deseo voraz y se abstiene: “Yo luché toda la noche mientras te miraba dormir, con el conflicto entre lo que yo sabía que era correcto, moral ético, y lo que quería”, le confiesa a ella en un pasaje de la película.
Así comienza la historia de amor, con sacrificios adolescentes atípicos para este siglo. Con una pareja adolescente que decide casarse y recién ahí tener su noche de bodas y concebir un hijo. Hijo que al ser vampiro por la naturaleza de su padre, comienza a devorar a Bella por dentro. La madre, sin embargo, decide no deshacerse de él, sumando un mensaje antiabortista.
Paloma, que ya la vio dos veces, cuenta que Crepúsculo no sólo la ayudó a descubrir que tocar el piano era su pasión, sino que pudo rescatar de esta historia “valores valiosos”, como jugársela por un amor; luchar por ese amor cuando llegan tiempos difíciles; la importancia de las decisiones; entender que la vida siempre tiene un objetivo; ser uno mismo sin que importe lo que digan los demás.
Estos vampiros se abstienen de beber sangre humana, son vampiros “vegetarianos”, que deciden saciar su sed con animales salvajes y no dañar a las personas. Algo que contradice la tradición literaria y cinematográfica sobre los vampiros, donde sus ataques nocturnos siempre se leyeron como una gran metáfora del sexo y la promiscuidad.
“Pienso que la importancia de Crepúsculo no es la historia de los vampiros o los hombres lobos, sino la historia de amor y los conflictos que se van dando. Me gusta mucho cómo manda el mensaje de que, a pesar de tener sed, se contienen por amor u otra razón. También me gusta que se casan para toda la vida, no como la mayoría de los matrimonios de ahora, que no duran ni un año”, dice a La Nacion María Carrasco Laros, una twilighter de 21 años que estudia contaduría pública y finanzas.
María Carrasco llegó a la comunidad Crepúsculo Adicción gracias a un compañero de la universidad que la vio leyendo el primer libro en su netbook y le contó de la página. Se registró y le fue gustando, y empezó a llevarse muy bien con los miembros de la comunidad. Hasta tal punto que comenzaron a hacer “pijamadas virtuales”, en las que miembros de distinto países se desvelaban para estar en el chat hablando sobre la saga y otras cosas.
Sucede que Crepúsculo pegó fuerte en toda América latina y se viralizó a través de Internet, con páginas en Facebook, pero también con diferentes blogs y sitios webs donde se comparten contenidos, debaten e intercambian experiencias. Sólo la página de Facebook Crepúsculo Argentina ya suma más de 60.000 seguidores.
Una de las moderadoras de Crepúsculo Adicción es Martha Daniell Scott Cox, una mexicana de 26 años que trabaja de contadora en una empresa y que conoció la saga el día que su marido la llevó al cine a ver la película. “No es sólo un cuento adolescente, sino que es el paraíso con ese príncipe azul que todas en algún momento deseamos”, dice.
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domingo, 27 de noviembre de 2011
La saga de vampiros con "valores" que es furor entre los jóvenes
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